Lo real es una construcción, una producción: el efecto de compresión y expansión de lo que se materializa. La materia es la sustancia y el resultado de la producción. Se trata de concebir los existentes como agregados de materia
formados mediante la acción y manipulación -esto es, producción- de fuerzas que son “descubiertas”:
generadas en el mismo movimiento de materialización. De esta forma se construye
un mundo. Una vez éste consolida su estatuto ontológico, con el tiempo se puede
especular al infinito y transformar la naturaleza de los agregados, jugando con
ellos pasando de montones a estructuras, de estructuras a sistemas y relaciones,
de la acción y reacción al feedback,
de la materia y la energía a los códigos, de lo newtoniano a los universos
einsteiniano y cuántico, en resumen de la producción a la reproducción en un movimiento continuo. Producir realidad es un trabajo y todo trabaja para producir más
realidad: hoy su simulacro, cuando la
brutal crisis en la que nos hallamos nos devuelve la angustia por lo necesario,
lo útil, lo concreto, el valor de uso
(la realidad sólo existe cuando tenemos problemas. Lo real es el reino de la
angustia. No es más que el reino de la necesidad en el que se nos encierra a la
mayoría. Pero más allá todo es posible).
Lo
real se constituye mediante la fuerza
y por la fuerza. La energía es el
producto de la aplicación de esa fuerza y se manifiesta de muchas formas (mecánica,
electromagnética, atómica, química; pero también aparece con la aplicación de
fuerzas sobre los sujetos. En ese caso también se le suele llamar poder). “Energía” proviene del griego ergon, “obra”, “resultado final”. Con la
adición del prefijo en su significado
pasó a ser “fuerza interna” y a estar en actividad desplegando esa fuerza, pero
también estar agitado, encendido: energoumenos:
la creencia en lo real y la energía nos ha convertido a todos en unos energúmenos.
La aplicación de la fuerza, de la presión y agregación generan
la densidad, el espesor, la masa de las entidades: la clausura de un mundo
material genera identidades,
existentes cerrados que permanecen y
perseveran según esa identidad. Son reales. Son objetivos. En el pasado la fuerza era el despliegue de una
voluntad: del soberano, de los dioses, de los hombres, del mundo. Se
fundamentaba en la autoridad. En nuestra civilización la fuerza se considera un
fenómeno objetivo que se da en lo
existente en general, no depende de volición alguna sino que forma parte de la
constitución de los objetos y es por ello clave en la noción realista del universo.
Fuerza y realidad están vinculados; lo real opone
resistencia.
La presión y la cristalización implican también la creación de
una sociedad y un orden de opresión, re-presión sobre algo o alguien. Con el
advenimiento de lo real aparece lo social
(y lo político) cuyo principio de realidad se basa en la dominación bajo el
peso de un nuevo régimen represivo que
al mismo tiempo que se despliega constituye
el cuerpo social.
El objetivo oculto de la producción es producir realidad: ésta es la resultante de la instauración de un modo –mejor: un mundo- de producción que
es a la vez un modo de vida. La
compresión de lo humano bajo este orden genera el sujeto y las disciplinas
adecuadas para mantenerlo contenido e identificado.
Como hemos dicho, la clausura de lo material genera identidades objetivas: El sujeto es a la vez un objeto.
La compresión, la contención y la clausura material permiten la dimensionalidad, que se expresa mediante
cifras. Espacio y tiempo
mensurables son conquistas de la materialización. Ese espacio es siempre cerrado;
asimismo el tiempo va siempre de la mano de la compresión, y siempre es
limitado. El concepto de infinito es tan sólo un horizonte, posiblemente
aberrante –es decir, un efecto colateral anómalo- resultado de la contradicción
entre la cifra y la clausura por un lado y la verdadera naturaleza del mundo
por otro: insustancial, infinita, incalculable, ininteligible. En el fondo siempre
se trata de arrinconar esa verdad en un punto de fuga neblinoso e inalcanzable para
que funcione como coartada –prueba- de la existencia de lo real.
En tanto que modo de producción el orden real materializa
también el pensamiento. Lo real es también una escritura, una imagen, una esfera de la cultura, de lo inmaterial,
de las ideas: un modo de producción de significación oculto -como su contrapartida “material”-
bajo los presupuestos metafísicos de un mundo objetivo anterior e independiente
de las formas de representación del
mismo. Hoy parece que lo escritural-visual (las pantallas, los lenguajes
informáticos, los códigos –como el genético- etc.) y su capacidad de ir más
allá de la producción simple mediante la reproducción
por modelos está consolidando su dominio definitivo en la dirección del
sistema.
Lo real tiene por vocación expandirse
(Steigerung: el Aufhebung es sólo una modalidad primaria de lógica expansiva). En
una primera fase es un sistema explosivo
en el que fuerzas, materia, energía e identidades se organizan al principio
como un sistema termodinámico, totalmente
distinto de otras formas de organización presentes y pasadas y se desenvuelve a
escala macroscópica. Lo microscópico avanza sólo tímidamente. Finalmente el
primero encuentra escollos en su movimiento: el sistema basado en la expansión
de la energía mediante la fuerza de
trabajo cuyo reflejo era un mundo en expansión se encuentra con la tasa decreciente del rendimiento (Marx),
fenómeno que se da en todos los niveles y también naturalmente en la producción
de bienes y de significación, al igual que la entropía es la caída tendencial de la energía en el horizonte de
los sistemas termodinámicos. La saturación de realidad impone un movimiento implosivo, como atestigua el
actual triunfo de las nanotecnologías, la microfísica o la microbiología, también la
globalización. Ambos dominios, el macro y el micro comienzan a violar las leyes
de identidad, no contradicción y tercero excluido. Relativismo y desorden entrópico actúan cada vez con más fuerza en
el mundo social y físico. Se produce la emergencia
de un nuevo nivel de organización. Es heredero del anterior y se está
desplegando actualmente. A partir de ahora trataremos con otro orden que ya no
es exactamente el de la realidad, pero que vivimos y analizamos con las
herramientas inadecuadas del caduco orden real.