martes, 6 de marzo de 2012

LA NUEVA PANGEA

Interesante enlace que me ha impulsado a divagar sobre estas cuestiones:

http://www.semana.com/estados-unidos/busca-isla-basura/126820-3.aspx


Si no hace mucho se habló de la basura espacial cayendo en forma de pedazos de satélite hay que recordar ahora la existencia de esta isla de residuos (así como la que se halla en el Atlántico Norte) para continuar en forma de pensamientos-basura la silenciosa deriva de las mismas en los mares: creo sinceramente que es una tarea que no vale la pena, razón por la cual me parece una empresa atractiva.
A través de los excrementos, el humus, los fenómenos físicos y todo tipo de restos orgánicos e inorgánicos el universo sigue su imparable expansión y proliferación polimorfa a escala cósmica y microfísica, tal como Bataille anunció en su Ley de la Economía General. A este movimiento descrito en La parte maldita hay que añadir el invento por nuestra especie de la basura no biodegradable: tal vez la primera conquista –de momento- en el camino lleno de peripecias que ineluctablemente llevará a la hibridación entre el mundo salido del Big Bang y el de las cosas. Prueba del excepcional estado de salud de este tipo de formas "residuales" es que se hallan aún en un proceso expansivo, de explosión frente a la implosión de lo real en lo virtual: El único peligro para estos “macroobjetos” insulares es el reciclaje, que las incluiría en la gestión bien temperada de un mundo rizomático y digital. Estas extensiones que navegan a la deriva como geografías ignotas ilocalizables por satélites o radares recuerdan a esos buques fantasma de las leyendas de los marinos, sólo que transformados en una masa blanda y espectral más propia de nuestros tiempos: geometría y geografía variables sin fricción con base alguna –aunque las placas tectónicas terrestres se mueven a la deriva estos simulacros continentales flotan mucho más ligeros y cambiantes, falsando la geología y superándola en estas nuevas formas de lo georesidual que tal vez un día, unidas, constituyan la Nueva Pangea. Estas Terras Incognitas muestran cómo es posible recolonizar el planeta en una fase en la que lo orgánico y lo inorgánico aparecidos “naturalmente” deberán convivir con los simulacros creados por los humanos. ¿Por qué no? Como dijo Werner Herzog la evolución es tan sólo una cadena de desapariciones, y sus límites son inescrutables si sabemos pensar más allá de las débiles murallas de los paradigmas basados en el azar y la necesidad.
-El residuo de la Ilusión, actualizado en los incontables ciclos del intercambio simbólico del mundo y los hombres dio a luz el nuevo universo de lo real y lo social;

-Con el tiempo la trayectoria de lo real llega a un punto límite, en su propio movimiento se convierte en su propio residuo y se bifurca: por un lado proliferan e implosionan todas las formas excremenciales (1) moleculares y capilares del poder, el saber, lo económico o lo social; por otro aparece algo ¿nuevo?: el residuo del residuo, el resto del resto que prosigue su expansión indefinida y tal vez infinita entre nosotros, en el globo y probablemente en el universo: sólo puede hacer otra cosa que acumularse (de la misma forma que hablamos de videosfera, de logosfera, mediasfera, etc. como si fueran continentes o mundos, podemos usar neologismos similares para hablar de estos nuevos territorios -¿residuosfera?- que son la realización en la Tierra del océano pensante de Solaris, que materializaba lo impensado, lo impensable, los residuos de las mentes; aquí se trata de nuestra mente social y sus residuos). ¿”Sopa primigenia” de nuevas quimeras? ¿Plasma de nuevas formas de “vida”, neoplancton surgido de las entrañas viscosas y ubuescas de lo real? (recordemos que las fronteras entre lo vivo y lo no vivo están cada vez menos claras).

Lo georesidual y lo geovirtual van pues de la mano, el primero se expande de forma centrífuga, el otro implosiona centrípetamente, ambos a través de múltiples focos de irradiación y absorción.

Dejemos, para acabar, que nuestra falta de liquidez vital –de la que la actual crisis es también muestra- engendre nuevos monstruos plasmáticos inesperados, simulacros que en estado semilíquido floten en el plasma de las redes y la superficie de los inmensos océanos…




(1) Ver Las Estrategias fatales, de Jean Baudrillard

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