Si el Big
Bang es la gran explosión que contenía el universo, todo él es por tanto su
inmensa Zona Cero. El Universo es el Gran Crimen... Y todos los signos del
Atentado más grande jamás cometido son, como el mapa de Borges, su territorio
mismo… Las estrellas por tanto son Asesinas… Los agujeros negros, los planetas, las nebulosas,
la antimateria son todos Asesinos. Y todos somos criminales y cómplices del
Crimen más Grande jamás cometido. La música de las esferas no fue más que un requiem y los trasmundos del cosmos del Renacimiento, hechos de ruedas dentadas
jugando a ser mecanismos de relojería, de orden y concierto, son instrumentos
de tortura, potros del tormento de la materia, la vida y el vacío. Si como en
la escena original de Freud en Tótem y Tabú o en la obra de René Girard matamos
al Padre para iniciar el despliegue de las formas diferidas de la cultura, el
universo parece seguir el mismo camino en tanto que contiene el asesinato en su
origen: y la Física, que quiere ser el profeta de la Palabra de Dios, es
también parricida al pretender ser la Sagrada Escritura del cosmos en su viaje interestelar de evangelización y
descubrimiento de un Imperio del Orden en el caos aparente.
Mas contra
esta hipótesis juega otra más ¿benévola? Si la Explosión Original es el atentado
entonces el universo no es más que una víctima inocente. Es entonces como se
confirmaría el modelo de una víctima expiatoria cuyo crimen original funda el
mundo… Lo cual no está lejos de de todos
los mitos del origen del cosmos, de Nahuatzin, el dios buboso que se arrojó al
fuego en el principio dando origen al Sol y que arrastró a la inmolación del
resto de divinidades para crear el Universo… El movimiento de la Sociedad Humana es pues homólogo al del Todo, participa del crimen a través de otros asesinatos -nuestra especie es asesina múltiple (¿pero acaso algo no lo es?)-: tal vez habrá que
reescribir un Nuevo Contrato Social, un Contrato Universal que incluya lo
Incomprensibe: un Cosmos muerto y divinizado ayer por la religión, hoy por la ciencia...
¿Quién es el
Asesino, el trickster de los mitos,
el Gran Timador?
Respecto a la
primera hipótesis, si Dios existe, si Él es el Gran Detonador, debemos dirigir la
maquinaria acusatoria contra su Persona. Lo cual no nos aportará nada; estamos
muertos, hemos sido asesinados desde el principio: más vale entonces vivir la
paz de la muerte y poner fin a los ultramundos, puesto que ya sabemos que el
cielo y el infierno están aquí y ahora con nosotros (pero si el Big Bang es un Crimen Perfecto –y tal
vez para que un crimen sea la perfección misma debe carecer de objeto, de móvil
e incluso de ausencia de asesino, ya sea por su inexistencia o por la
ignorancia de sí como tal- entonces Dios es una vez más, como nos dicen los
mitos, el Primer Chivo Expiatorio, la Primera Víctima que funda y da su sinsentido a
Todo). En cuanto a la segunda hipótesis es posible implicar de nuevo a Dios,
puesto que es Todopoderoso en su Gloriosa e Infinita Perfidia: el Universo
es un inmenso exvoto de expiación creado por motivos que se nos escaparán
eternamente, puesto que ser la Víctima Propiciatoria es estar en la utopía en sentido
literal, en el perpetuum inmobile del Enigma, del que la Historia Natural y
Social no han sido más que descabellados e insensatos intentos de dar vanas
respuestas... Y un día se borrarán como la arena arrastrada por los vientos de cualquier planeta moribundo.
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