lunes, 5 de marzo de 2012

El Urmord o el Origen de la Tragedia.

Si el Big Bang es la gran explosión que contenía el universo, todo él es por tanto su inmensa Zona Cero. El Universo es el Gran Crimen... Y todos los signos del Atentado más grande jamás cometido son, como el mapa de Borges, su territorio mismo… Las estrellas por tanto son Asesinas… Los  agujeros negros, los planetas, las nebulosas, la antimateria son todos Asesinos. Y todos somos criminales y cómplices del Crimen más Grande jamás cometido. La música de las esferas no fue más que un requiem y los trasmundos del cosmos del Renacimiento, hechos de ruedas dentadas jugando a ser mecanismos de relojería, de orden y concierto, son instrumentos de tortura, potros del tormento de la materia, la vida y el vacío. Si como en la escena original de Freud en Tótem y Tabú o en la obra de René Girard matamos al Padre para iniciar el despliegue de las formas diferidas de la cultura, el universo parece seguir el mismo camino en tanto que contiene el asesinato en su origen: y la Física, que quiere ser el profeta de la Palabra de Dios, es también parricida al pretender ser la Sagrada Escritura del cosmos en su viaje interestelar de evangelización y descubrimiento de un Imperio del Orden en el caos aparente.
Mas contra esta hipótesis juega otra más ¿benévola? Si la Explosión Original es el atentado entonces el universo no es más que una víctima inocente. Es entonces como se confirmaría el modelo de una víctima expiatoria cuyo crimen original funda el mundo…  Lo cual no está lejos de de todos los mitos del origen del cosmos, de Nahuatzin, el dios buboso que se arrojó al fuego en el principio dando origen al Sol y que arrastró a la inmolación del resto de divinidades para crear el Universo… El movimiento de la Sociedad Humana es pues homólogo al del Todo, participa del crimen a través de otros asesinatos -nuestra especie es asesina múltiple (¿pero acaso algo no lo es?)-: tal vez habrá que reescribir un Nuevo Contrato Social, un Contrato Universal que incluya lo Incomprensibe: un Cosmos muerto y divinizado ayer por la religión, hoy por la ciencia...
¿Quién es el Asesino, el trickster de los mitos, el Gran Timador?
Respecto a la primera hipótesis, si Dios existe, si Él es el Gran Detonador, debemos dirigir la maquinaria acusatoria contra su Persona. Lo cual no nos aportará nada; estamos muertos, hemos sido asesinados desde el principio: más vale entonces vivir la paz de la muerte y poner fin a los ultramundos, puesto que ya sabemos que el cielo y el infierno están aquí y ahora con nosotros (pero si el Big Bang es un Crimen Perfecto –y tal vez para que un crimen sea la perfección misma debe carecer de objeto, de móvil e incluso de ausencia de asesino, ya sea por su inexistencia o por la ignorancia de sí como tal- entonces Dios es una vez más, como nos dicen los mitos, el Primer Chivo Expiatorio, la Primera Víctima que funda y da su sinsentido a Todo). En cuanto a la segunda hipótesis es posible implicar de nuevo a Dios, puesto que es Todopoderoso en su Gloriosa e Infinita Perfidia: el Universo es un inmenso exvoto de expiación creado por motivos que se nos escaparán eternamente, puesto que ser la Víctima Propiciatoria es estar en la utopía en sentido literal, en el perpetuum inmobile del Enigma, del que la Historia Natural y Social no han sido más que descabellados e insensatos intentos de dar vanas respuestas... Y un día se borrarán como la arena arrastrada por los vientos de cualquier planeta moribundo.

"En los Laberintos Infinitos me pierdo gozoso, llevado de la Mano de Dios. Juntos hacemos camino, Él me ilumina mientras yo canto sus Infinitas Glorias. En el fresco jardín en el que descansaremos, en el oscuro pasadizo, en la cumbre, sé que mi brazo no temblará cuando nuestros puñales se hundan al unísono en nuestros corazones henchidos de Himnos y un Nuevo Universo grite al nacer".

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